viernes, 23 de noviembre de 2018

El Amor en el ser humano

El amor es un concepto universal relativo a la afinidad entre seres, definido de diversas formas según las diferentes ideologías y puntos de vista (artístico, científico, filosófico,religioso). De manera habitual, y fundamentalmente en Occidente, se interpreta como un sentimiento relacionado con el afecto y el apego, y resultante y productor de una serie de actitudes, emociones y experiencias. En el contexto filosófico, el amor es una virtud que representa todo el afecto, la bondad y la compasión del ser humano. También puede describirse como acciones dirigidas hacia otros y basadas en la compasión, o bien como acciones dirigidas hacia otros (o hacia uno mismo) y basadas en el afecto.

Es considerado como un conjunto de comportamientos y actitudes, incondicionales y desinteresadas, que se manifiestan entre seres capaces de desarrollar inteligencia emocional o emocionalidad. El amor no sólo está circunscrito al género humano sino también a todos aquellos seres que puedan desarrollar nexos emocionales con otros, por ejemplo, delfines, perros, caballos, etc.

Habitualmente se asocia el término con el amor romántico, una relación pasional entre dos personas con una importante influencia en sus relaciones interpersonales y sexuales mutuas.

El término se aplica también a otras relaciones diferentes, tales como el amor platónico o el amor familiar, y también en un sentido más amplio se habla de amor hacia Dios, la naturaleza, la humanidad en su conjunto (lo cual suele asociarse a la empatía), y otros. En la mayoría de los casos significa un gran afecto por algo que ocasiona placer o felicidad a quien realiza la acción de amar.


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El amor en la actualidad: 

En el siglo XXI estamos transitando y aprendiendo al mismo tiempo, maneras de concebir nuevos paradigmas, modelos y formas de ser, de transitar la existencia: de lo compulsivo vamos hacia la cooperación; de lo avasallante a la comprensión y a la escucha. La concepción de la pareja no es ajena a los nuevos paradigmas. Las parejas buscan ser más auténticas, saben que los dos son importantes, necesarios, se complementan, quieren vivir en y con amor, y tienen esperanza de conseguirlo.

Sabemos que la pareja paterna es el primer Modelo de relación sentimental al que tenemos acceso y es el más definitivo. Esa pareja va ser el punto de referencia tanto para copiar como contra el cual rebelarse. Sabemos también que las parejas no se construyen de hoy y duran para siempre, aunque cuando leíamos los cuentos infantiles terminaban diciendo “se casaron, fueron felices y comieron perdices” Los seres humanos de carne y hueso, deseamos, sentimos, pensamos cosas diferentes y hasta contradictorias en las distintas etapas de nuestra vida. No como los personajes de los cuentos, de las novelas y el cine.

Resultado de imagen para el amor en la actualidadVivimos en una era llena de adelantos tecnológicos que nos han facilitado la vida de muchas maneras. Incluso en las relaciones, es cuestión de entrar a una red social y darle “me gusta” a la foto del chico que te parece atractivo, incluso existen aplicaciones para encontrar a tu pareja perfecta de acuerdo a sus gustos e intereses,con ecuaciones y algoritmos certeros que te dicen quién es el adecuado para ti. 

Puedes conocer personas de otros países, con otra cultura y otro idioma y vivir un romance de fantasía a través de Internet; subir una foto a Instagram para mostrarle al mundo tu increíble vida y así atraer a la quien siempre has deseado. Al final, haces todo esto para encontrar una persona ideal para ti.

Todo se ha vuelto tan impersonal, que de pronto hemos olvidado lo que realmente vale en una relación: esos nervios cuando se acerca el chico que te gusta, las primeras palabras que cruzan, esas miradas confidentes, las sonrisas que te van enamorando poco a poco.

Las apariencias son lo más importante: tomarse una foto maravillosa para ponerla de perfil, las manos entrelazadas para la portada, los pies juntos mientras ven una película para presumir su relación de ensueño. Pero la realidad es que esto lo hacemos para obtener la atención de nuestros conocidos.

Pasamos horas editando las fotografías que tomamos con nuestras parejas, luego esperamos la lluvia de likes y comentarios de felicitación. La verdad es que no estamos preparados para una relación formal que implique compromiso serio. Estamos en la época de las relaciones pasajeras, de los amantes desechables. Nos encanta la emoción de tener una nueva conquista, pero no apreciamos realmente a esa persona una vez que la tenemos a nuestro lado. No deseamos una relación de por vida, solo queremos aparentar que la tenemos.

Buscamos un amor incondicional, cuando no estamos dispuestos a sacrificar nada por otra persona; no queremos dejar de lado nuestra comodidad para apoyar al otro. Queremos salir a cenar y reír un rato, pero no nos acompañamos cuando llega de golpe la soledad. Siempre tenemos que sonreír y aparentar ser felices.

Las conversaciones se han convertido en una eterna lluvia de mensajes de texto; no podemos conectarnos con la otra persona con la mirada, pero no perdemos la conexión con el celular. El amor se ha vuelto frío y distante, y sin embargo, es lo que más deseamos todos, encontrar eso que hemos anhelado desde nuestra infancia y tener nuestro cuento con final feliz.

El buen amor es recíproco. Democracia afectiva, equilibrio, Amor justo, sindicalizado, bien repartido, no milimétrico pero adecuadamente dosificado. Horizontal dentro y fuera de la cama, ¿No esperar nada a cambio? Eso es para un amor universal, que trasciende el individuo, eso es mística o sentido de vida o misión humanitaria. En las relaciones cara a cara todos esperamos: si eres fiel, esperas fidelidad; si das sexo, esperas sexo; si eres cariñoso, esperarás cariño. Los que creen que pueden vivir con dar y no recibir, al cabo de un tiempo se frustran y deprimen, ya que es natural y congruente con la condición humana buscar un balance interpersonal.

En el amor hay que aprender a perder. Si no te aman, no hay que insistir, ni suplicar ni tratar de convencer al otro o la otra. Cuando no se es correspondido, lo mejor es matar toda esperanza, porque la expectativa puede hacer que uno se pegue a relaciones tóxicas por años esperando el milagro de una resurrección amorosa que nunca llega. Realismo de línea dura: si no te quieren, a otra cosa, así duela, así haya que pedir ayuda, así la depresión se haga presente. Es mejor sufrir el duelo y alejarse de alguien que no llega al umbral afectivo que necesitas, a sufrir inútilmente un día a día de indiferencia. Lo que se opone al amor no es el odio, sino la indiferencia.



El amor eres tú
Nos pasamos la vida buscando el amor afuera, sin entender que el amor eres tú.
El amor no es sólo el romance o la pareja, no son solo los hijos y la familia. El amor no es solo amar a mis amigos porque me caen bien o a mi trabajo con el fin de conseguir algo material o una mejor posición. Amar es quien realmente somos, es una expresión de nuestro ser.
En el caso del tan anhelado por muchos de nosotros amor de pareja, estamos buscando alguien que nos complete porque nos sentimos imperfectos; nos falta algo, sentimos miedo. Nos sentimos vacíos y solos, pero en el momento en que esa persona aparece siempre tiene algún defecto y no es lo suficientemente bueno para mí, porque estoy eternamente escuchando la voz del ego que constantemente califica de acuerdo con nuestras experiencias y errores del pasado, y de esta manera lo vamos dañando todo el tiempo, relación tras relación. Juzgando siempre al otro. Los que tienen pareja se pasan la vida aferrándose a los errores que este cometa, enfocado en sus fallas, enganchado en ver solamente las carencias de su relación, porque aprendimos a vivir en la escasez, siempre pensando en lo que no tenemos, creyendo que la pareja de al lado siempre es más feliz o plena y ella pensando lo mismo de nosotros. Sin siquiera mínima mente entender que si no experimentas amor por ti mismo, no podrás sentir amor por los demás y mucho menos percibir lo que realmente el otro siente por ti.
El amor es dar, como el amor de madre que da sin esperar, que acepta, que perdona, que deja ser. Ese amor es libre y no ata. Es un amor que te hace sentir pleno, tranquilo.
Si nos hubieran enseñado desde pequeños a amar la vida con sus aciertos y desventuras, aceptando al otro como es, sin querer que sea de la manera que nosotros necesitamos que sea. A amar la naturaleza y disfrutar sus atardeceres, admirar su belleza con amor, amar nuestro entorno, disfrutar de los pequeños instantes íntegramente. Amar nuestros sueños e ilusiones e ir tras ellos por la vida. Amar lo que haces cada día, con gozo en lo más profundo de tu corazón.
Puedes vivir enamorado y amar muchas cosas, amándote a ti mismo, que es muy distinto a ser egoísta y solo pensar en ti. Es aprobarte, aceptarte, cuidarte y consentirte, tal cual como si estuvieras enamorado de alguien y quisieras lo mejor para ese ser.  Ahora intenta tratarte de la forma en que te gustaría que te trataran y no esperar los años a que venga otro a hacerlo, porque si tú no te sientes completo y amado por ti, será imposible que puedas percibir una señal del cariño de los demás.


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El Amor en el ser humano

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